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Ventanas a las memorias de las juventudes rurales

Autor: Olga Elena Jaramillo Gómez || Publicado en Octubre 13 de 2015

Gráfica alusiva a  Ventanas a las memorias de las juventudes rurales
Región:Nacional |

“Memorias de la guerra. Participación de jóvenes rurales en procesos de memoria desde una perspectiva intergeneracional en la región del Oriente Antioqueño, Colombia” es un proyecto donde buscamos conocer un poco más acerca de la participación de los y las jóvenes en los procesos de memoria preguntándonos ¿cómo participan en la construcción de memorias de la guerra en la región del Oriente Antioqueño, Colombia?, ¿cuáles son los acontecimientos que marcan los repertorios de las memorias de la guerra que construyen? y ¿cuál es el lugar de la guerra dentro de las memorias de los y las jóvenes?

En compañía de Eduardo Galeano y sus “Palabras Andantes”[1] queremos abrir algunas ventanas para asomarnos a un trabajo realizado en la Región del Oriente Antioqueño en el marco del concurso “Juventudes y Movimientos Juveniles en América Latina y El Caribe” del programa de becas CLACSO-ASDI 2013. “Memorias de la guerra. Participación de jóvenes rurales en procesos de memoria desde una perspectiva intergeneracional en la región del Oriente Antioqueño, Colombia” es un proyecto donde buscamos conocer un poco más acerca de la participación de los y las jóvenes en los procesos de memoria preguntándonos ¿cómo participan en la construcción de memorias de la guerra en la región del Oriente Antioqueño, Colombia?, ¿cuáles son los acontecimientos que marcan los repertorios de las memorias de la guerra que construyen? y ¿cuál es el lugar de la guerra dentro de las memorias de los y las jóvenes? Con el ánimo de comprender este proceso en una perspectiva territorial identificamos y caracterizamos los procesos de construcción de memorias de la guerra en los municipios de esta región, abramos la primera ventana.

 

 

Viaja la luz de las estrellas muertas, y por el vuelo de su fulgor las vemos vivas. La guitarra, que no olvida a quien fue su compañero, suena sin que la toque la mano. Viaja la voz, que sin la boca sigue.

Ventana sobre la memoria (V)

Eduardo Galeano

 

Muchas voces en la región del Oriente Antioqueño se resisten a olvidar los profundos impactos que la guerra dejó en sus 23 municipios y que fue mucho más aguda entre 1997 y 2003. Las mujeres han tenido un papel trascendental en estos procesos debido a su importante participación y liderazgo dentro de las organizaciones de víctimas que apostaron a la construcción de memorias en medio de la confrontación armada. Estas iniciativas ya completan una década y con trayectorias, prácticas y alcances diversos en cada municipio insisten en un “no más, ni una (víctima) más, nunca más: Otro Oriente es posible”. Las memorias ponen o en común el dolor, aportan a la reconstrucción de lo que allí sucedió y descomponen los discursos que justifican la violencia e incluso culpan a las víctimas de lo ocurrido.

 

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Dentro del inventario de prácticas de memoria en la región encontramos materiales que combinan diversos lenguajes: la pintura, la escritura, la literatura, los contenidos digitales y el tejido son empleados en la elaboración de árboles y galerías de la memoria, libros y pendones e incluso herramientas multimedia que recogen las voces e historias de las víctimas. Asimismo se impulsan actos y movilizaciones: Se realizan jornadas de la luz, trochas por la memoria y marchas para visibilizar públicamente el dolor y los alcances que tuvo en las distintas poblaciones. Sobre todo son una apuesta para que la sociedad local tome parte en la construcción de la memoria que no es una tarea exclusiva de las familias o personas que vivieron más directamente sus efectos.

 

 

 

Los lugares y espacios de conmemoración también aportan a la memoria, dan cuenta de las dimensiones de la guerra, son un homenaje a los que ya no están y a los sobrevivientes, pero lo más importante, recuerdan que tal horror no se puede permitir de nuevo. El Oriente Antioqueño es una región con avances muy significativos en la construcción de memorias que incluso se pueden considerar inéditos a nivel nacional e identificamos dentro de sus mayores desafíos la articulación de actores e iniciativas en diferentes niveles y ámbitos de manera que los procesos tengan un mayor impacto a nivel regional. Además, la participación de los jóvenes en estos procesos es débil y se pierde el gran potencial de hacer memoria intergeneracionalmente, así lo encontramos en una experiencia que iniciamos con este proyecto y te compartimos en las otras ventanas.

 

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Bajo la mar viaja el canto de las ballenas, que cantan llamándose. Por los aires viaja el silbido del caminante, que busca techo y mujer para hacer noche. Y por el mundo y por los años, viaja la abuela. La abuela viaja preguntando: — ¿Cuánto falta? Ella se deja ir desde el tejado de la casa y navega sobre la tierra. Su barca viaja hacia la infancia y el nacimiento y antes: — ¿Cuánto falta para llegar? La abuela Raquel está ciega, pero mientras viaja ve los tiempos idos, ve los campos perdidos: allá donde las gallinas ponen huevos de avestruz, los tomates son como zapallos y no hay trébol que no tenga cuatro hojas. Clavada a su silla, muy peinada y muy limpita y almidonada, la abuela viaja su viaje al revés y nos invita a todos: —No tengan miedo —dice—. Yo no tengo miedo. Y se desliza la leve barca por la tierra y el tiempo. — ¿Falta mucho? —pregunta la abuela, mientras va.

Ventana sobre la memoria (IV)

 

 

Es común pensar que la tarea de la memoria es de los abuelos y los adultos quienes por su edad tienen las historias de la guerra que Colombia vive desde mediados del siglo pasado. También es frecuente asociar la memoria a un viaje al pasado, como el que hace la abuela Raquel. En parte es así, pero aunque el conocimiento del pasado se concentra de manera preferente en las generaciones mayores, esto no significa por sí mismo que las generaciones más jóvenes ocupen una posición pasiva. Al contrario, las vivencias de la guerra que ocurren en la niñez y las edades tempranas dejan huellas mucho más profundas de tal forma que los jóvenes también tienen relatos y participan en la construcción de memorias. Ahora, el sentido de la memoria no se limita a realizar un viaje al pasado sino que consiste en traerlo al presente para comprender lo que ocurrió e incorporarlo a lo que queremos ser como sociedad. Y es aquí donde cobra valor que los jóvenes comprendan qué sucedió en sus territorios, conozcan las historias de resistencia de sus padres y abuelos, compartan sus propias vivencias y juntos construyamos el presente y el futuro que deseamos.

 

 

En el proceso de acompañamiento que realizamos con dos colectivos de jóvenes en los municipios de Sonsón y La Unión participaron alrededor de 60 chicos y chicas con edades entre 10 y 25 años. Pusimos en el centro sus voces y relatos que circularon más abiertamente en encuentros de pares y diálogos entre los mismos jóvenes. También acudimos a historias familiares que permitieron conocer las memorias que se construyen en las relaciones entre generaciones. Acudimos a técnicas participativas y de cartografía social y a través de un proceso de formación en radio y fotografía exploramos otros lenguajes para narrar las historias y vivencias. No dejemos ventanas cerradas, enseguida te contamos los principales hallazgos.

 

 

 

 

 

A orillas de otro mar, otro alfarero se retira en sus años tardíos. Se le nublan los ojos, las manos le tiemblan, ha llegado la hora del adiós. Entonces ocurre la ceremonia de la iniciación: el alfarero viejo ofrece al alfarero joven su pieza mejor. Así manda la tradición, entre los indios del noroeste de América: el artista que se va entrega su obra maestra al artista que se inicia.

Y el alfarero joven no guarda esa vasija perfecta para contemplarla y admirarla, sino que la estrella contra el suelo, la rompe en mil pedacitos, recoge los pedacitos y los incorpora a su arcilla.

Ventana sobre la memoria (I)

 

 

 

 

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Las experiencias y vivencias de la guerra circulan entre jóvenes y adultos en medio de muchos secretos, vacíos, interrogantes e interpelaciones. La guerra dejó instalado un profundo silencio pues nombrar lo que ocurrió era y es peligroso y expone mucho más a quienes habitan los territorios donde los actores armados tienen presencia. Recordar causa dolor y son tiempos que por supuesto nadie quiere volver a vivir. Hay historias que no se quieren contar a los más jóvenes, entre otras, como una forma de evitar que conozcan tanta crueldad y tristeza. Sin embargo los relatos circulan, los recuerdos aparecen, la guerra deja marcas en el cuerpo, la historia familiar, los caminos, las veredas. Aunque todavía hay muchos dilemas y asuntos no resueltos en las familias y comunidades, los diálogos para comprender qué fue lo que pasó son necesarios para mirar cómo seguimos.

 

 

Así como el alfarero joven de la historia no guarda la vasija perfecta, encontramos en este ejercicio que los jóvenes construyen sus propias comprensiones acerca de lo que ocurrió y los impactos en sus vidas, la de sus familias y comunidades. Sus memorias se construyen a partir de experiencias y recuerdos propios, historias que circulan en la relación con sus padres, abuelos, vecinos y amigos. Muchas veces no se identifica claramente de dónde provienen los relatos, aquello que “dicen, cuentan, se ha escuchado”, lo que todavía se nombra en voz baja, se incorpora para dar sentido a lo ocurrido y completar la comprensión que ya se tiene. Las memorias se construyen intergeneracionalmente y las nuevas generaciones aportan nuevos sentidos, se transforman las vasijas y también las relaciones entre los alfareros. ¿Que cuentan las memorias de los jóvenes? ¿Cuáles pedacitos incorporan a su arcilla? se asoman en la ventana del lado.

 

 

Alguien nombra, llama. Y alguien acude, sin cita previa, sin explicaciones, al lugar donde su nombre, dicho o pensado, lo está llamando. Cuando eso ocurre, uno tiene el derecho de creer que nadie se va del todo mientras no muera la palabra que llamando, llameando, lo trae

Ventana sobre la memoria (III)

 

 

Las memorias del desplazamiento, las memorias del reclutamiento forzado, las memorias de la muerte y las memorias de las minas antipersonales están presentes en los relatos y narraciones de la guerra que hacen los jóvenes. La vivencia directa de los hechos, las pérdidas de familiares y las huellas que aún persisten en sus territorios limitando el disfrute y la movilidad se manifiestan en la forma como los jóvenes interpretan las expresiones de la guerra desde el presente. Bien sabemos, las memorias se relacionan con las experiencias vividas, y las de los jóvenes que hicieron parte de este proceso son tan diversas como las manifestaciones de la guerra en los espacios rurales. No obstante, encontramos que estas fueron más significativas en sus relatos, son las palabras que llaman y llameando lograr nombrar lo que ocurrió.

 

 

A pesar de lo importante que resulta hacer memoria de la guerra, ésta no hace parte de aquello que se quiere recordar y encontramos que el olvido es precisamente el lugar donde los jóvenes desean situar sus experiencias y vivencias pues hacen parte de procesos traumáticos que duelen, producen miedo y no siempre se logran comprender. Los jóvenes habitan veredas y territorios que se reconocen desde afuera como zonas peligrosas, lugares de guerra y ellos reclaman otros reconocimientos. Sus palabras también llaman a nombrar la resistencia, la dignidad, la fuerza de sus padres, sus vecinos, sus comunidades que permanecieron allí, que retornaron, que están en el campo y merecen otro lugar en la sociedad.

 

 

Las ventanas siguen abiertas, son un punto de partida para seguir construyendo memorias. Los impactos de la guerra siguen presentes y las memorias están ahí para que no repitamos la historia, para que no permitamos que la guerra siga siendo nuestro pasado por delante.

 

 

Un refugio? ¿Una barriga? ¿Un abrigo para esconderte cuando te ahoga la lluvia, o

te parte el frío, o te voltea el viento? ¿Tenemos un espléndido pasado por delante? Para los navegantes con ganas de viento, la memoria es un puerto de partida.

Ventana sobre la memoria (II)

 

 

 

Para consultar el documento síntesis implicancias políticas

https://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/becas/20140716122459/Sintesis-Politicas-Publicas.pdf

 

 


[1] Eduardo Galeano. Las Palabras Andantes. Buenos Aires: Catálogos. 2001